“Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (1 Timoteo 1.17)
(2 Timoteo 3.16, RVR60)
Hoy en día tenemos la bendición de poder disponer de la Biblia en forma física, pero también es posible leerla usando nuestros celulares, tabletas y computadoras.
Para iniciar la práctica de la lectura Bíblica, es necesario definir de manera específica la organización de nuestras lecturas diarias, gracias a DIOS que hay múltiples recursos para poder hacer esto.
Planes de planes de lectura que puede descargar de este sitio.
Antes de comenzar su lectura, pida a DIOS sabiduría, ponga su mente, y corazón delante de DIOS en humildad.
La promesa que tenemos es: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” (Santiago 1.5)
Comience a leer con serenidad sabiendo que usted recibirá sabiduría.
Una de las razones por las que muchos cristianos no leen la Biblia, es porque solo piensan en un día comenzar a leer la Biblia en lo abstracto.
Es crítico definir un tiempo específico regular en el día, en el que ofrendaremos ese tiempo a DIOS meditando en Su Palabra.
El mejor tiempo es temprano en la mañana, Jesus nos dio el ejemplo “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.” (Marcos 1.35)
Seleccione un lugar adecuado, para realizar la lectura de la Escritura, un lugar ordenado y limpio ayuda a minimizar las distracciones.
Tenga papel y lápiz (si es posible marcadores) para hacer anotaciones de sus observaciones y pensamientos durante la lectura.
En lo posible haga una práctica cotidiana mantener este lugar sin distracciones.
(Romanos 10.17)
En un escrito de 1842, el pastor Robert Murray McCheyne, menciona 4 riesgos que corremos cuando hacemos un plan de lectura anual, nada más por cumplir con un "requisito", en lugar de que nuestra actitud sea una de humildad y súplica para acercarnos mas a DIOS, con un espíritu deseoso de amarle y conocerle mas.
Somos criaturas tan débiles que cualquier deber continuado degenera fácilmente en formalismo sin vida. La tendencia de leer la Palabra con una regla fijada de antemano puede crear, en algunas mentes, este esqueleto de religión. Esto es el pecado particular de los últimos días, “Teniendo apariencia de piedad, mas habiendo negado la eficacia de ella” (2 Timoteo 3:5)
Algunos, cuando han apartado su tiempo para leer la Palabra, y cumplido con su porción prescrita, pueden estar tentados a mirarse a sí mismos con autocomplacencia. Muchos, estoy convencido de ello, están viviendo sin ninguna obra divina en su alma que no ha sido perdonada y santificada, y que está presta a perecer – los cuales cumplen sus tiempos fijos de devoción particular y familiar. Esto es ir al infierno con una mentira en la mano derecha
Pocos son los que tiemblan a la Palabra de Dios. Pocos, al leerla, oyen la voz de Jehová, llena de majestad. Algunos, al tener una porción larga, pueden estar tentados a hastiarse de ella, como hizo Israel con el maná diario, diciendo “Nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano” (Números 21:5); es decir, leerla con desdén y descuidadamente. Esto sería provocar a Dios temiblemente. Tened cuidado de que esta palabra no sea verdad en vosotros, “Habéis además dicho: ¡Oh qué trabajo! y lo desechasteis, dice Jehová de los ejércitos” (Malaquías 1:13).
Algunos comienzan a leer con avidez por un tiempo, pero al final se le vuelve una carga pesada de llevar. Encuentran que su conciencia les arrastra a la tarea fija sin que gusten la comida celestial. Si éste fuera el caso de algunos, echen fuera las cadenas, y pasten libremente en el dulce jardín de Dios. Mi deseo no es poneros lazo, si no ayudaros a que tengáis gozo.